SABER ES UNA FORMA DE PODER

martes, 13 de abril de 2010

La visión extremeña de Nicaragua


El avión aterrizó en Barajas hace unos días, pero sus cabezas continúan al otro lado del charco. Después de un mes en Nicaragua, los quince jóvenes voluntarios extremeños han regresado con las maletas llenas, con mil historias para contar, con otras tantas vivencias acumuladas, con la conmoción dehaber conocido un país empobrecido pero con la dignidad a flor de piel... Aún así, también traen el bloqueo de no saber por dónde empezar a narrar.

"Nicaragua es un país en revolución constante", les dijo el historiador Manuel Moncada el primer día. Esa revolución está ahora en sus cabezas. La desubicación, la interiorización y reflexión sobre lo vivido han marcado los primeros días de regreso. El trabajo duro para ser capaces de trasladar y dejar constancia de lo aprendido marcará la nueva fase.

El programa Jóvenes Voluntarios con América Latina, impulsado por la Consejería de los Jóvenes y del Deporte en colaboración con la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AEXCID) y la Asociación de Universidades Populares de Extremadura (AUPEX), tiene como objetivo la sensibilización de la sociedad extremeña a través de la transmisión que los participantes harán de lo vivido. Para ello están elaborando varios proyectos con los que mostrar distintos aspectos de la realidad nicaragüense, productos para la transferencia. Ramón crea una muestra de artesanía. Laura escribe cuentos infantiles. Mª José, Sole y Laurina están dando forma a diez unidades didácticas. Katy hace un libro sobre la educación intergeneracional. Eva monta un documental. Samuel compara a la juventud extremeña y la nicaragüense. Bea está trabajando en un libro multielección. Mª Ángeles escribe un periódico del sur. Oliver deja constancia de los valores que definen a la población nicaragüense. Silvia crea marcapáginas sobre medioambiente. Sergio hace una muestra de plantas medicinales y un análisis de la agricultura y ganadería. E Irene reflejará el papel de la mujer nica en sus múltiples facetas.

Miles de fotos, decenas de videos, cuadernos llenos de anotaciones, grabaciones, sourvenirs, posts en blogs… y, lo que es más importante, imborrables recuerdos serán la materia prima para dar forma, durante la primavera, a todos estos proyectos. Aunque el objetivo es más ambicioso: crear un espacio temático sobre la cooperación, como idea piloto que puede llegar a ser itinerante o permanente.

UN MES SIN DESCANSO
Todo eso toca ahora. Un ahora escrito tras un después que aún no ha pasado, que todavía está muy presente. Después de un mes de estancia en Nicaragua. Un país empobrecido situado en
medio de dos océanos, en medio de América del Norte y del Sur. Un país de paso, por tanto, que los quince jóvenes esperan sea permanente; que lo vivido no se borre nunca, porque ya forma
parte de su bagaje vital. Y para que así sea cuentan con las conferencias a las que acudieron. Con los encuentros con hombres históricos como Edén Pastora o con políticos como el ministro de Cultura; o con nombres anónimos como los habitantes de la comunidad de Venecia o los de Ostinal. O los guías que acompañaron a los jóvenes en la ascensción al volcán Maderas... Todo ello enmarcado en su 'casa' nicaragüense de Ticuantepe, ciudad cercana a Managua. Allí la AEXCID y AUPEX han creado un centro de formación que busca ser referente en materia formativa en Centroamérica y que se convirtió en un hogar para la brigada extremeña.

[Publicado en El Periódico Extremadura el día 11 de abril de 2010]

viernes, 26 de marzo de 2010

Aquí y allí. Ni aquí ni allí.

Llevo varios días en Navalmoral, pero no sé muy bien dónde ando. Mi cuerpo sin duda está aquí, porque mis pies pisan suelo extremeño, pero no tengo ni idea de dónde anda mi cabeza. Por las noches despierto y necesito unos minutos para adivinar dónde estoy: en mi cama, en mi habitación, en mis pequeños metros cuadrados, en mi mundo.

Llevo varios días en Navalmoral, pero mi cabeza sigue en Nicaragua. Es esta experiencia única de la que me está costando reponerme y de la que no soy capaz de desconectar. Llevo varios días trabajando también, pero lo hago sin pensar, es pura inercia.

Por otro lado, el dolor de mi pie (no lo conté, pero me picó una raya en el mar de Ostional y tengo un recuerdo físico de aquella anécdota y también una experiencia inolvidable como bien saben Bea, Mª José, Laurina, Oliver, Sergio e Irvin) continúa y cada vez que lo miro y lo toco mi cuerpo regresa al Pacífico. ¿Cómo seguir adelante entonces?



El encuentro de mañana en Baños será estupendo, no tengo dudas, pero será un obstáculo más para poder continuar con mi vida anterior (con la que no estoy segura querer continuar). Espero que los reencuentros de Semana Santa con la gente a la que quiero sirvan de bálsamo que apacigüe. Sólo eso, que apacigüe, porque no quiero borrar. La vida sigue. El camino no se ha detenido, pero espero tener nuevos compañeros de viaje. Confío en ello.


Si el volcán Maderas quedó huellas en mí, no fue menos el paso por Ostional. Una comunidad situada al sur del país (casi en la frontera de Costa Rica) en la que todos nos sentimos como en casa. De hecho, todos estuvimos en nuestras propias casas y con nuestras familias. Aquel baño en una playa auténticamente virgen, a la que llegamos en barca fue inolvidable. También las estrellas dobladas o luciérnagas azules que quisieron aparecer al final del viaje. O las tortugas. Y la comida de María, buenísima. Y el café de Blanca. Y tantas cosas más.... como nuestro amigo el poeta (¡correcto!, ¡correctísimo!, lo siento no recuerdo su nombre).


Entre La Magdalena y Ostional estuvo de nuevo Ticuantepe y su inauguración (ya puedo decir que he plantado un árbol en mi vida), con esos bailes que nos echamos a las 12 de la mañana como si fueran las 12 de la noche.

¿Después? La eterna despedida, porque el viaje de regreso duró más de cuatro días. La salida en Moods (creo que se escribe así), las despedidas de Rigo y Jairo (nuestros inseparables compañeros), el viaje hasta Costa Rica todos completamente dormidos, de nuevo el Gran Hotel Costa Rica y la recepción de sangría en el teatro (jeje), el Castro's y sus bailes, el mercado, las últimas compras, la última Toña.... El aeropuerto.....



Y otra vez el aeropuerto. El avión. Las maletas. La camioneta (era azul y no lo conducía Rigo, sino Santos). Primera parada: Sergio. Ya no había escapatoria. Estábamos aquí (y aquí sigo) y ya no hay vuelta atrás. Segunda parada: Mª Ángeles (mi madre y yo): un abrazo de reencuentro, pero tres abrazos de despedida (mejor dicho, de hasta luego). Los kirikis, las miradas y los abrazos, las risas y las sonrisas, las lágrimas en estado de espera, la ropa sucia y la piel agrietada... ¿volverá todo esto? Espero que sí. Cuento con vosotros.





domingo, 21 de marzo de 2010

Un día más, un día menos

Escribo sin tildes (ya lo corregiré, lo acabo de corregir) porque en este ordenador del hotel de Costa Rica hay teclado inglés. Si, estoy en un hotel de Costa Rica porque el overbooking de Iberia me dejó en tierra un día mas con otros cuatro compañeros y con Juan Carrillo.

Quedan pocas horas para la partida, espero que sea la definitiva y me quedan muchas cosas por contar. Ya lo haré con calma en Navalmoral y también pondré más fotos; aunque también espero poder contaros la experiencia a todos de viva voz.

No tengo palabras para definir este mes. Quizás con el paso del tiempo sea capaz de hacerlo... De momento, sólo puedo decir que ha sido una auténtica mezcla de sensaciones, un momento y un lugar para conocerme un poco más y para conocer a gente que merece la pena, para confirmar que el mundo es muy injusto y que somos unos privilegiados; para andar un paso más en mi camino sin meta; para analizar y para echar de menos y también para todo lo contrario.... Sin duda mi cuerpo se lleva marcas de este mes uúico (ya os lo contaré), pero también mi alma. Como hablé con Luis en una noche de intensas conversaciones, yo no cultivo mi cuerpo, sino mi alma, y esta experiencia ha sido una confirmación más de esa tendencia.


PD. ¡qué profundo, madre mía!!!!!!!!!!!! jejeje

jueves, 11 de marzo de 2010

Todo un reto

Este viaje a Nicaragua es un reto. Personal porque te enfrentas a situaciones nuevas, a otra realidad que debes reconocer y asumir, además de adaptarte. También profesional, porque esta experiencia servirá (eso espero) como un puente para un futuro de cooperación, de asuntos internacionales, de relaciones entre países. Ójala. Y un reto físico: mucho trabajo, poco sueño e incluso mucha escalada.

Y es que la subida al volcán Maderas (en Ometepe) ha sido todo un reto. En un primer lugar físico, porque fueron casi cuatro horas de subida por la selva. Horribles fueron las dos primeras horas de ascensión, con un calor que hacía más pesado a tu cuerpo. Pero todo cambió con la llegada al primer mirador: la temperatura bajó, el terreno se embarró y el cuerpo se adaptó al terreno. Flipante fue la llegada arriba (¡por fin!) e impresionante la nueva bajada para llegar al cráter (una bajada abrupta en la que era necesario agarrarse al suelo y a las paredes), ahora convertido en laguna.

¡Estuvimos en la laguna de un cráter! La única salida era retroceder otras cuatro horas....

Tras un merecido descanso de una hora quedaba la bajada, que se antojaba dura por la dificultad de descender un terreno empedrado, empinado y embarrado. Pero permití que mi cuerpo marcara el paso en lugar de mi cabeza (situación inversa a la subida). Me dejé llevar, con resbalones incluidos, hasta alcanzar la meta. Aunque en realidad es que todo el camino en sí, toda la escalada, fue una meta.

Una cervecita fría (una Toña, por favor) en la finca Magdalena (donde nos alojamos) fue un genial remate para un día intenso. E indescriptible (creo que no he sido capaz de transmitir todo lo que sentí). Es imposible.

Hoy, sentada frente al ordenador, mi cuerpo aún tiene marcas del Maderas: un par de grandes moratones, dolor de espalda y brazos, además de una fatiga general. Y en mi mochila quedan otros restos, como las embarradas botas y la sucia ropa. En mi bolso, mi cámara guarda también algunos retazos puntuales, que pueden servir en la descripción, pero sólo como ayuda.

Querido Maderas: gracias por dejarme conocerte.


PD. Los monos aulladores y sus rugidos cual leones fueron la banda sonora de la subida en las primeras horas.

martes, 9 de marzo de 2010

Playas, manglares, islas, volcanes

La sensación sigue siendo idéntica. Después de un fin de semana de escándalo en las playas de Poneloya (compartiendo el sueño con un bravo Pacífico), estamos ahora en medio de una isla que está en medio de un lago, que está en medio de Nicaragua. ¡Casi nada!

Estamos en la isla de Ometepe. En la falda del volcán Madera, que mañana asaltaremos. Estamos en la finca La Magdalena, vislumbrando una playa de agua dulce (la de lago Cocibolca). Estamos.... Ah! También estuvimos en un manglar de la reserva de la isla de Juan Venado, donde vimos un mapache!!!!!!!!!!!!!

Estamos viendo también al volcán Concepción, al que vimos ayer más vivo que nunca, desde el ferry que nos trajo hasta esta maravilla de la naturaleza (donde el rugir de los monos nos han despertado). Sus cenizas y el humo que no paraban de salir nos dieron la bienvenida (tranquilos, que estamos lejos de ese volcán).

La sensación sigue siendo idéntica porque el tiempo me falta. Y también internet. Apenas he podido conseguir conexión unos minutos. Así que, sigo sin poner fotos y sin poder explayarme más. Sorry

jueves, 4 de marzo de 2010

Sin tiempo

Restan pocos minutos para las 9 de la mañana y la jornada parece que hoy será más liviana que día anteriores. Mi cuerpo no para desde hace dos semanas y mi cabeza tampoco. Tengo poco tiempo de reflexión y la vorágine también se ha convertido en compañera en Nicaragua.

¿Seré capaz de valorar todo a la vuelta? ¿De interiorizar todo lo visto?...
Las imágenes se agolpan. Las palabras se empujan. Los sentimientos buscan un hueco. Mi pelo se eriza. Me siento sola y a la vez rodeada, acompañada en todo momento.

Nicaragua me está sorprendiendo mucho. Y a la vez nada. Sus calles me recuerdan a historias pasadas, pero sus vías no tienen nada que ver con lo visto con anterioridad. El acento, la comida, los sabores, los colores y el calor se convierten en amigos y en enemigos a cada instante.

La vida pasa delante de mi a través del autobús, el gran compañero de viaje. Y quizás también la muerte. Nicaragua vive hoy, pero murió en el pasado.

Nicaragua me ha atrapado.